Miguel Coronado en su estudio

Miguel Coronado en su estudio

Miguel Coronado deja translucir esa limpieza de corazón de los hombres genuinamente buenos. Un alma sin recovecos. Cuando se trata de pintura, habla con pasión y con una voz  que él mismo considera exageradamente alta. Siempre de buen humor y dispuesto a la ironía y a la risa franca y contagiosa.

Una de las bromas favoritas en la que me recreo con Miguel cuando nos vemos en su estudio es la de la ridiculizar la grandilocuencia del lenguaje artístico:

-Maestro:¿Qué técnica utiliza para discernir que posibilidades compositivas hacen que la obra adquiera ese dinamismo tan expresivo?  Imagino que hace usted muchos bocetos antes de realizar este collage ¿verdad?

-En absoluto. Tiro unos papelicos al aire y donde queden, ahí los dejo pegados”.

Miguel Coronado: los comienzos

Miguel Coronado estudió en la escuela de Bellas artes de Madrid. Enseguida destacó y llamó la atención de sus maestros. Fue colaborador adjunto de Jose María Cuasante que le contagió su pasión por la pintura. También le dio clases Florencio Galindo que le compró una de sus primeras obras y le brindó todo su apoyo en el inicio de su carrera.

Miguel Coronado: Blue & Yellow

Miguel Coronado: Blue & Yellow

Su otra gran influencia es Antonio López. Miguel Coronado  lo admira desde siempre. Conoce su obra al dedillo y de vez en cuando habla con el maestro en busca de guía e inspiración. Sin embargo su obra, en la que aparecen elementos abstractos y espontáneos, no se parece tanto a la de Antonio López. De su legado, mantiene Coronado ese extraordinario gusto por el color puro y limpio y lo lleva a su máxima expresión.

Miguel Coronado: técnica

Miguel Coronado suele trabajar de la fotografía. Le fascina pintar del natural pero su método de trabajo, lento y en muchas etapas le impone condiciones. Cuida mucho el motivo y la referencia de la que parte. Sobre todo, que el color sea inmaculado y nada engañoso. Toma también de la fotografía las referencias lineales que a veces usa de manera sutil con un lápiz de color o con la delicada línea de un papel carbón.

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No tiene un método definido aunque deja su impronta en cada obra. El cuadro se va construyendo paso a paso, va creciendo, sumando como dice Miguel Coronado. Normalmente pinta húmedo sobre seco lo que le obliga a distanciar las sesiones de pintura. Estas pausas obligadas creo que le ayudan a avanzar por ese camino incierto, alejado de soluciones preconcebidas y golpes de efecto. Su único equipaje para recorrerlo es un extraordinario discernimiento visual con el que afronta todos los acontecimientos; los deliberados y los accidentales. Combina de forma aparentemente arbitraria, movimientos enérgicos y amplios con un meticuloso trabajo de pincel. Nunca he visto a ningún pintor aplicar con tanta delicadeza y cuidado una pincelada. Su medio casi exclusivo es el óleo y usa pinceles de pelo de buey, redondos y planos, cuya rigidez intermedia le ayudan a aplicar unos planos de color sólidos y uniformes. De él he aprendido a amar y cuidar los pinceles.

No usa otro medio que un poco de trementina cuando quiere aligerar el color sobre todo al principio del cuadro y la mayor parte de las veces pinta directamente del tubo.

A veces “mueve” la pintura con una espátula o una cuchilla y a veces, como por milagro, aparece un resultado que es mas real y efectivo de lo que nunca se podría conseguir con una intención descriptiva concreta y deliberada. Sin embargo Coronado, honesto en todo, evita caer en el efectismo y solo recurre a estas técnicas cuando su sensibilidad y la necesidad estética se lo dictan. Uso pero no abuso.

Del interior al lienzo

Miguel Coronado no es un pintor narrativo, no cuenta historias porque su discurso se desarrolla en la superficie,-que no superficial- a través de la armonía de colores, la textura y la pincelada. Su temática es sencilla; la vida interior familiar, el retrato o el paisaje urbano y los jardines.

Cualquier motivo que desate su impulso estético es un buen punto de partida porque su voluntad no es la de plasmar una anécdota sino acometer cada cuadro como un ejercicio de íntima introspección. A través del propio lenguaje de la pintura expone lo más sincero y despojado de sí mismo y por extensión se convierte en una reflexión sobre la condición y la complejidad del ser humano.

En realidad Miguel Coronado es un puro pintor abstracto. La realidad le proporciona un punto de partida. Un cimiento familiar sobre el que construir y ensamblar de forma magistral ese entramado de color y de delicadas texturas que son la esencia misma de la expresión plástica y dan profundidad y vida a su pintura.

Puedes encontrar mas información en: http://miguelcoronado.jimdo.com